SEGURIDAD ALIMENTARIA, NUEVOS DESAFÍOS

Lun, 10/08/2020 - 22:47

La seguridad alimentaria tiene que ver con: la disponibilidad de los alimentos y agua, el acceso a ellos, la conservación de los mismos, la distribución dentro del hogar y el estado de salud para su biodisponibilidad

La disponibilidad de los alimentos y el agua tienen que ver con varios factores: la estación del año, la industria, el agro y sus políticas de abastecimiento interno, se debe tener en cuenta los hábitos de consumo, el precio final para llegar a la población con ingresos muy variables (coeficiente de gini: 0,444 valor que va de 0 a 1), y esto representa muchas veces el cuello de botella ya que como Argentina es un país que basa su economía principalmente en el comercio, la agricultura y la industria; posesiona sus valores al costo del mercado internacional y con ello sus demandas, desregulado por el estado este aspecto se torna imposible lograr un equilibrio.

La regulación debe obedecer a 3 principios fundamentales, hoy además objetivos del desarrollo sostenible: 

1) La sostenibilidad, que tiende a mantener un equilibrio entre la ecología, la economía y la sociedad. La actual explotación de los recursos naturales, el compromiso de las fuentes de agua dulce en manos extranjeras, la deforestación, los monocultivos y los usos de agroquímicos; comprometen la salud de la población, alteran gravemente la biodiversidad y disponibilidad de elementos indispensables para la vida. Los daños son más profundos que las recompensas económicas, por ejemplo el uso de combustibles fósiles o incluso de biocombustibles de primera generación deben reemplazarse por alternativas ya disponibles como los biocombustibles de segunda o tercera generación o motores eléctricos, uso de energías limpias, renovables. La sociedad debe beneficiarse además con ellos, incentivar políticas que fomenten la capacitación y aplicación de estas nuevas modalidades de consumo. Actualmente se sanciona al consumidor con aumentos de precios que hacen más difícil solo la vida de los más vulnerables. El manejo de los recursos sólo a partir de la economía, no resuelve, complica solo a los que menos consumen.
2) La soberanía, la producción debe beneficiar a la patria, debemos dejar de comportarnos como la colonia que ya hace 200 años dejamos de ser. Por ejemplo la producción de biodiesel a partir de oleaginosas compromete gran parte de nuestro territorio apto para producir alimento, bajando la oferta aumentan el costo. y el beneficio de disminución de las emisiones de co2 se da en Europa, principal destinatario de ese producto.
3) La seguridad alimentaria, cuando el compromiso es mayor, la prioridad es el abastecimiento, y sin mezquindades. Recordemos que muchos de los grandes terratenientes que hoy ocupan la tierra, las obtuvieron mediante el sistema selecto por los gobiernos de Roca, Sarmiento, Yrigoyen; muchos arrebatados, o a fuerza de trabajadores cuasi-esclavos. En cuanto a la industria, se deben regular los monopolios: cabe la misma situación, con el antecedente mexicano con la multinacional Kelloggs company, donde la estandarización de los productos condujo a la pérdida de diversidad del maíz, país principal productor de las 64 variedades, se encontró en los 90 importando, hoy el 99% del maíz mexicano es estadounidense y transgénico (1).
En las urbes, se puede aumentar la disponibilidad de alimentos a partir de la huerta familiar y si es posible cría de animales de corral, prácticas que se perdieron con el correr de las generaciones. En zonas más vulnerables se puede recurrir además a la huerta comunitaria, dentro de clubes, escuelas, hospitales e iglesias; siempre con capacitación activa.

Acceso: el acceso es el puente que hace que los alimentos disponibles lleguen a la población (toda). Este puente no debe ser hostil, por lo tanto no burocrático, tampoco debe ser selectivo, es claro que no debe primar excusas más que cumplir con el derecho al alimento. Los argentinos nos vemos en medio de una disputa inventada entre el campo y estado, donde se producen alimentos para 330 millones (10 veces la población, hay hambre). El estado debe velar por el crecimiento del sector, garantizar aminorar sus pérdidas por acontecimientos climáticos extremos, generar créditos para mejorar la infraestructura, capacitación y distribución de las tierras; pero con el contrato implícito de los tres puntos antes descriptos de sostenibilidad, soberanía y seguridad alimentaria.

Almacenamiento de los alimentos: es necesario ampliar la mirada hacia el destino de los alimentos, pensar en la idea acotada que mientras haya una mesa, un recipiente y el alimento, el individuo se alimenta, es un error. Los alimentos deben conservarse, acondicionarse o producirse. La gran cantidad de hogares precarios en el que habitan los que sufren falta de acceso, no tienen heladera, no tienen cocina, no tienen gas o no tienen agua; y se suma a esto la frecuente pérdida de estos bienes escasos por vivir en zonas inundables u ocasionales incendios por la precariedad de los materiales. Esto no es menor, el derecho al agua o la garrafa están “contempladas” en las políticas sociales, pero electrodomésticos solo son contemplados en un plan de cuotas. Mientras el estado no resuelva el problema de fondo habitacional, debería implementar un subsidio con mediación a la industria nacional de heladeras, cocinas como plan para garantizar la seguridad alimentaria.

La distribución dentro del hogar: hay que trabajar acciones que lleven a un diagnóstico real del contexto donde se da el problema. Si bien la dieta de todos debe ser variada y balanceada, los individuos tienen diferentes requerimientos según edad, sexo y estado de salud. Los niños requieren nutrientes específicos para el crecimiento del cuerpo y desarrollo de sus funciones. Las embarazadas o en período de lactancia, los adultos mayores o las necesidades según enfermedades crónicas o agudas. En este punto, vale considerar que aún hoy (siglo 21) se da en general de los hogares la afirmación patriarcal naturalizada que el hombre, considerado “jefe del hogar”, con trabajo asalariado, debe ser el objetivo de planificación del menú. Son continuas las consultas en nutrición en las que sí es el hombre el que debe hacer un plan alimentario especial, toda la casa se adapta y acompaña, y en cambio si es la mujer, ama de casa comprometida con su salud, que debe realizar un plan alimentario especial, lo realiza a medias porque “su marido come contundente” (o sea, sin verduras, con métodos de cocción grasos, a base de hidratos, sin sal no le gusta, etc.) = Machismo y violencia económica.

Considerando todo lo anterior, llegamos al último de los factores de la seguridad alimentaria que ahora sí tiene que ver con el individuo, pero está íntimamente relacionado con lo anterior: El estado de salud y la biodisponibilidad a los nutrientes de ese alimento.
Consumir un alimento que no está debidamente conservado, producido o sufrió contaminación, provocan síndrome gastrointestinal que impide la absorción, aumenta las pérdidas. La inadecuada ablactación de los bebés (progresión alimentaria de 0 a 1 año) puede llevar a alergias de por vida, o trastornos hereditarios. La monotonía, consumir siempre lo mismo, genera intolerancia a nuevos alimentos, o genera intolerancia a ese mismo alimento (como es el caso de la intolerancia al gluten por exceso de consumo). Falta de consumo de fibra (abundante en los alimentos frescos) ocasiona trastornos intestinales que afectan su función de absorber los nutrientes:
-hierro, la absorción es diferenciada si es hierro hemínico (origen animal: carnes,  huevo, queso, leche, ricota) o si es no hemínico (origen vegetal: vegetal de hoja, legumbres, etc) y hay formas de mejorar la absorción acompañando su consumo de ácidos (ejemplo jugo cítrico), el abuso de antiácidos en adulto mayor también influye, porque disminuye la  producción de ácido clorhídrico;
- calcio (alimentos fuentes: leche, yogur, queso, ricotta) depende del alimento fuente y de la vitamina D (alimentos fuente: hígado, pescado, nueces, exposición solar) y el ejercicio físico;
- los fitatos (fibra) si bien es beneficiosa, combinar su consumo con otros nutrientes disminuye la absorción (calcio, hierro o zinc).

Todos estos nuevos desafíos deben incluirse a las acciones ya implementadas, tenemos los recursos y la capacidad, pero el contexto debe ser abordado por completo, recurriendo a los agentes sensibles al contacto con la realidad y actualizarse a las demandas, no hay solución a largo plazo si solo se remedia el problema, hay que solucionarlo.

(1) http://www.scielo.org.mx/pdf/ineco/v63n250/0185-1667-ineco-63-250-131.pdf

Por Mariana Laura Manna - Lic. en Nutrición MN: 6218

Foto: www.infoagro.com.ar

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