JUNIO BELGRANIANO: ABANDERADOS CON LA ALBICELESTE POR LA COPA AMÉRICA DE FÚTBOL

Vie, 14/06/2019 - 18:08

¿Qué nos depara el sexto mes del año? ¡Esperar festejar el Día del Padre, con nuestros hijos brasileños!

Cargadas más o cargadas menos, la pasión por el fútbol es un folklore que en Latinoamérica se vive diferente. La sangre hirviendo en las venas está presente, desde las tierras cálidas aztecas (donde nació el juego), hasta las frías playas sureñas de los yamanas y onas. Ésto nos hace diferentes en el mundo.

Sin embargo creer que los argentinos somos los mejores en todo, está mucho más lejos que ganar la tercera Copa Mundial de Fútbol, o alcanzar a Uruguay y obtener la paridad de la décima quinta Copa América, por ejemplo. Sin ir más lejos, Brasil que solo tiene 8 obtenidas en nuestro continente, no pierde el eje, entre otros aspectos, en lo extradeportivo, como la educación.

No solo los brasileños fueron exitosos muchas veces en los mundiales de fútbol. También lo son, a pesar de diversos colores políticos y gobierno de facto mediante, en lo educativo, mas constantes que Argentina.

Con la promulgación de su Constitución Nacional, desde 1988 el sistema educativo de Brasil ha experimentado importantes mejoras, tanto en la asistencia a clase como además en el rendimiento por parte de los alumnos. Es considerado en pleno 2019 como uno de los mejores sistemas en toda América Latina.

Los principios establecidos en dicha constitución sirven ahora como las directrices para la educación nacional, según la cual la educación es un: "derecho de todos los ciudadanos, el deber del Estado y de la familia, y se debe promover con la colaboración de la sociedad, con el objetivo de desarrollar plenamente a la persona, prepararla para el ejercicio de la ciudadanía y capacitarla para el trabajo”.

El sistema es muy similar al nuestro. El objetivo de su educación básica es ofrecer una formación común a todos los niños del país, para que desarrollen sus habilidades personales e intelectuales. Se ofrece de forma gratuita en los centros públicos y se divide en tres etapas:

Educación Infantil: Es la primera etapa educativa y tiene por objetivo desarrollar las habilidades físicas, motoras, psicológicas, intelectuales y sociales de los niños. Va de los 4 a los 6 años y es obligatorio el último curso, denominado "classe de alfabetização".

Educación Primaria o Fundamental: Es el grueso de la educación obligatoria, y va de los 6 a los 14 años. Se divide en dos ciclos de cuatro cursos cada uno. En esta etapa se imparten materias básicas como ciencias, lengua, matemáticas, arte, historia, geografía y educación física.

Educación Secundaria: Son tres cursos no obligatorios que van de los 14 a los 17 años. El objetivo de este nivel es consolidar los conocimientos adquiridos durante la educación primaria y preparar a los estudiantes para la educación superior. Cuando los estudiantes la superan obtienen un certificado de Ensino Medio. También existe una versión llamada "Educación Secundaria Técnica", que dura cuatro años y está más enfocada al mercado laboral. Con esta formación se obtiene un certificado Tecnico de Nivel Medio.

Las metas y objetivos generales del sistema educativo brasileño están representados en las leyes estatutarias específicas. En concreto, la Ley de las Directrices y Bases de la Educación Nacional, aprobada en 1961, y modificada posteriormente por otras leyes, sirve como instrumento que regula las metas y objetivos educativos; así como los medios y los poderes de las acciones educativas.

Según la Ley de Bases y Directrices aún en vigor, el sistema educativo nacional, concebido en los principios de libertad y en los ideales de la solidaridad humana, tiene como propósito:

1. La comprensión de los derechos y responsabilidades individuales, así como los de los ciudadanos, el Estado y otros grupos comunitarios.
2. Respetar la dignidad del ser humano y las libertades fundamentales.
3. Fortalecer la unidad nacional y la solidaridad internacional.
4. El desarrollo integral de la personalidad humana y su participación para conseguir el bien común.
5. Preparar a las personas y a la sociedad para dominar los recursos científicos y tecnológicos, que les permitan utilizar las posibilidades existentes para facilitar el bienestar común.
6. Condenar cualquier trato desigual que resulte de una creencia filosófica, política o religiosa, así como las clases sociales o prejuicios raciales.

Pero volvamos ahora a nuestro país. Junio, mes de la Bandera argentina, es también una recordación a su creador Manuel Belgrano. Nuestro conocimiento del patriota, el prócer inquieto, no suele tomarse en cuenta muchos aspectos de su vida. Por eso resulta de mucho interés conocer brevemente sus ideas, acerca de educación.

Los esfuerzos de Belgrano en materia educativa se plasmaron en dos instituciones que corrieron diversa suerte. La Escuela de Náutica, que continúa abierta en la actualidad, la creó bajo la premisa de que no podía darse el desarrollo económico sin una flota mercante autónoma. La Academia de Geometría y Dibujo, tuvo corta vida, como la del propio Manuel, en su faceta militar.

Para Belgrano, la educación era entendida como un fundamental y necesario motor de progreso de la sociedad.

En varias de sus Memorias Consulares, Belgrano dedica espacio a reflexionar sobre la importancia de la educación, dejando en claro su postura. En la primera de ellas sostiene: “Uno de los principales medios que deben aceptar a este fin, son las escuelas gratuitas, donde pudiesen los infelices, [es decir, los pobres] mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción: allí se les podría dictar buenas máximas e inspirarles amor al trabajo, pues un pueblo donde no reine éste, decae el comercio y toma lugar la miseria; las artes que producen abundancia que las multiplica después en recompensa, decaen; y todo, en una palabra, desaparece, cuando se abandona la industria, porque se cree no es de utilidad alguna”.

Cabe destacar el interés de Belgrano por la educación de las mujeres. En esta línea, en sus primeras Memorias Consulares señala: “Igualmente se deben poner escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñase doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, etc., y principalmente, inspirándoles amor al trabajo, para separarlas de la ociosidad”.

Si bien Belgrano tuvo hijos no reconocidos, lo cierto es que por ese entonces los hijos naturales eran muy frecuentes, llegando a ser el 30% de los niños bautizados en Buenos Aires. La sociedad tomaba como algo no pecaminoso, considerando el exacerbado “machismo” (hoy diríamos "sistema patriarcal"), que la caracterizaba y siempre que “de eso no se hablara”, para guardar las apariencias.

Con María Josefa Ezcurra, cuñada de Juan Manuel de Rosas, tuvo un hijo, llamado Pedro Pablo, nacido el 30 de julio de 1813, "con facciones finas y delicadas, rubio y blanco como su padre", según rezaba una crónica de entonces.

Con la tucumana María Dolores Helguera tuvo una hija, nacida el 4 de mayo de 1819, bautizada con el nombre Manuela Mónica del Corazón de Jesús.

Se sabe que por su actividad militar improvisada, pero valiente, y sus enfermedades constantes, no pudo disfrutar de la paternidad como debía. Tal vez no fue un padre ideal. Muchos no lo somos. Sin embargo, con los años, Manuela y Pedro Pablo estuvieron orgullosos de él, y su proceder patriótico.

Desde estas líneas deseo un feliz "Día del Padre". A nuestra Selección Nacional de Fútbol, solo me resta por decir: ¡Vamos Argentina!, que lo demás no importa nada. ¿O sí?

Profe Dany García
Director del IDEP Escolar

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